domingo, 23 de octubre de 2011

DESDE EL MIRADOR DEL MAR ( Volcanes de pasión )


DESDE EL MIRADOR DEL MAR ( Volcanes de pasión )

Hoy ha sido la séptima noche que he pasado con mi dulce y eterna amada en El Mirador del Mar. El día ha sido muy especial y así lo quiero dejar reflejado en este diario de amor y alegría que es fruto de los amores vividos junto a Mi Brillo de Mar

Hemos iniciado nuestra velada de amor junto a una botella de vino de buen Rioja, fermentado en barrica de roble y envejecido lo suficiente para el deleite de nuestro disfrute. Uno vaso primero, otro y otro mas y al final el liquido espituoso ha hecho mella en nosotros y con su calor y la pasión de nuestros cuerpos nos hemos ido a descansar a las arenas de la playa de nuestro mar azul, testigo fiel de nuestra felicidad.

Allí junto a las olas, mientras nos cantaban suaves sintonías de amor, te he empezado a acariciar dulcemente por tus lindos hombros y tu suave cuello, la tersura de tu piel junto a mi deseo de acariciarte han pasado a tu dulce y bien dibujada espalda y junto a mis calidos besos he descendido hasta la cintura, he pasado por tus glúteos y entre gemidos de placer me he parado a disfrutar del néctar de tus ingles con sabor a salitre y a mar. Una sonrisa idílica ha aparecido en tu rostro y hemos iniciado nuestro festín amoroso rememorando que hacia ya siete días que te jure ante Dios amor eterno.

La hoguera de nuestra pasión nos ha iluminado y despues de desnudarte suavemente a la vez que besaba cada poro de tu piel, he apretado tu pecho de hembra hambrienta cuyos pezones erectos clamaban lujurias junto a mi cuerpo y en un fuerte abrazo me he hecho dueño y señor de la cueva donde guardas el licor con el elixir del amor.

Tu volcán lleno de fuego ha entrado en erupción al contacto con el mástil
erecto de mi hombría y el cráter de tu sexo en plena ebullición ha emergido la dulce combinación de mieles y nuestros cuerpos se han convertido en un rio de laba y flujo de pasiones. He creido llegar a tocar el Cielo mientras disfrutábamos de los éxtasis que nuestros cuerpos nos proporcionaban. Nuestros gritos y gemidos de placer han retonado su eco en la lontananza del mar.

La tenue luminosidad de la luna y la playa del Mirador han vuelto a ser testigos otra vez de nuestra alegría y amor.
Te he besado tiernamente y con un “Te Quiero Mi Amor “ nos hemos quedado dormidos como niños con la esperanza de en sueños volvernos otra vez a amar.

 Manuel.


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