martes, 18 de octubre de 2011

DESDE EL MIRADOR DEL MAR ( Disfrutando gozos y cantos de amor. )



DESDE EL MIRADOR DEL MAR ( Disfrutando gozos y cantos de amor. )

Hoy es el segundo día de unión sagrada de nuestros cuerpos y almas. Mis alabanzas a Dios son infinitas por haberme concedido la gracia de poder tener la dicha de tu amor hasta el fin de la eternidad.

El día ha salido nublado, te he visto sentada mirando como llueve desde la ventana de nuestro Mirador del Mar y preveo que el disfrute de nuestros gozos va a ser largo como el día en este bello rinconcito junto a la playa, nuestros cuerpos están sedientos de placer y el amor que sentimos enerva nuestros sentidos.

Me he acercado silenciosamente a tu lado y con un tierno abrazo he rodeado tu cuerpo, he notado tus grandes y dulces senos junto a mi pecho, he bajado de manera sigilosa y con picardía mis manos hasta tus muslos y allí he reposado mis dedos jugueteando. Mientras tanto me has ofrecido la boca y las esencias de nuestros cuerpos han disparado nuestra lujuria, nuestros ojos con tierna mirada se han comunicado con una sonrisa juguetona trasmitiéndose alegría, sabedores de que el festín del amor iba pronto a empezar ya.

Lentamente y con suavidad te he llevado hasta la cama y allí con bella parsimonia nos hemos quitado la ropa mientras mi lengua recorría todos los rincones de tu cuerpo: la boca, el cuello y después tus erectos pezones han sido humedecidos con mi lengua y con cariño has cogido mi cabeza y la has dirigido hasta tu pubis, lugar sagrado donde se aloja el néctar divino de tu elirxír del amor.

Te he mordisqueado suavemente entre las piernas mientras buscaba el tesoro placentero de tu nido de amor. He bebido allí de tus mieles hasta embriagarme y perder la razón entre tus gemidos de placer, hasta sentir mi boca en penetración total mientras los gritos de placer hacían resonacia en la habitación de nuestro Mirador del Mar.

Sin dejarte parar en los espasmos he introducido mi bandera cual mástil bravío con mi virilidad enervada y juntos entre aullidos de gozo hemos navegado entre olas impetuosas hasta alcanzar la unión del jugo de nuestros néctares en las profundidades de tu cuerpo, cáliz divino lleno de licor embriagador.

Cansados y llenos de felicidad nos hemos abrazo exhalando todo el amor y la ternura que sentimos y disfrutamos. Has reposado tu cabeza en mi pecho y yo te he vuelto a Jurar Mi Eterno Amor.

Manels




  

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