Un
gran letargo se adueñado de mis ser, sin darme cuenta he dado un largo viaje
sin retorno. ...Ya me olvidé de los ingredientes que tiene el sentimiento
de su sabor, el olor, el placer ese juego fantástico de deducción. Así
como también el amor con su fuerza de
erotismo indispensable, para la gran cena fantástica que preparaba con esmero.
La
adornaba con mimos, caricias, miradas, lencería roces, copas de cristal, un
juego de seducción, aperitivo principal
para la cena.
En
el ambiente un grito silencioso madrugador de luz tenue, cortinas, sábanas,
espejos y presencia de cuerpos sedientos de darse el uno al otro como si fuera
el último minuto de sus vidas… hoy solo queda un vago recuerdo ya casi olvidado
pues, ya no siento nada.
Mis
pasiones dormidas reposan en mi balcón, en el balcón de Bea.
Beatriz
Martín
02/09/11

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